lunes, noviembre 20, 2006

EL y su Angel Custodio

Cuando pesé que me tocaría dormir bajo un arbol del parque El Retiro o en uno de los puentes de conexión vial, el ángel custodio volvió a interceder por mi ante la ley de la vida. Había visto un piso al lado de la Plaza Mayor, por metro Opera, para compartir con una chica que conocí en TheWok –uno de mis puntos de referencia gastronómica en Chueca; ella buscaba una tercera persona para poder ocupar un apartamento remodelado ubicado en Calle Mayor, en el tercer piso de un edificio art déco amarillo que sobresalía de entre todos.
Luego de analizar el espacio y el precio a pagar, quedamos en hablar el lunes para que ella tuviera tiempo de consultarlo con el otro chico –al parecer un niño pijo que quiere meter a otra chica. Pero en ese momento llegó una amiga con la que iba a comprar zapatillas de ballet y resultó una de las que comía con ellas en el restaurante. Me reconoció inmediatamente y me extendió la invitación. Fuimos a un all-you-can-eat bufett super deli y hablamos casi por dos horas. Igual no se que tan factible sea todo pero ayer estuve en el bar donde trabaja y la chica me da buena vibra. Es de perú, se llama Karina y esta noche sabré si tengo espacio en ese piso o no. Pero bueno, volvamos al tema.
Geohrge salgo del restaurante en búsqueda del café para dejarle a Miguel, el dueño del hostal y bueno, con la cabeza perdida pensando en la suerte que iba a correr yo por la calle, con dos maletas y un morral en pleno dia gris plomo y el rocío de la lluvia que no concretaba nada. “Me voy para Fnac a distraerme y luego veré que invento o a donde me mudo”, fue lo único que calculé. Cuando cruzo la puerta de la tienda me suena el móvil; era Adri, la de la puntica. “Geohrge, hola. Mi vida, cómo estás? Oye te llamo para ponerte mi casa a la orden, pues en caso de que necesites donde vivir mientras consigues piso”. Yo quedé fulminado, el éxtasis de Santa Teresa me quedó chico. “Pues Adri, es que no tengo donde ir, y el piso que fui a mirar solo me responden hasta el lunes. De veras me puedo ir a tu casa?” Y sin dudar respondió que si. Que ella tenía dos cuartos, uno donde duerme y otro donde estudia y fuma.
Sin dudarlo dos veces, tomé mis maletas, le compré una botella de vino y llamé un taxi para salir disparado a su casa. El café que le iba a dejar a Miguel me lo llevé también. Igual no estaba en el hostal. Y bueno, llegué donde Adri y nos reencontramos. Hablamos de todo, vimos fotos de la puntica, nos tomamos unos vinillos hasta la madrugada y pude descansar sin presiones hasta el día siguiente.
Ha sido toda una ayuda en la ubicación madrileña. No lo puedo negar. Gracias a Roxy Fontalvo que me contactó; definitivamente una maestra del P.R. Los Angeles, son como las brujas… nadie los conoce, pero de que los hay, los hay.

1 comentario:

cornchild dijo...

mana que bueno que no durmio en una banca no es tan chevere! Fnac i luv it! but is too expensive! mas es la tienda de tecnologia mas cool que he visitado! la puntica no mas la puntica no mas!...