Por fin he pintado mi habitación. Una labor dificil, sobre todo cuando NUNCA había pintado un cuarto. Lo único que había pintado habrían sido mis primeros dibujos del colegio, y bueno, algún storyboard en la universidad. Pero lo logré. Una labor Titánica...
Lo he pintado de blanco; cuando llegué tenía un color lila mariquisímo. No lo aguantaba y decidí pintarlo. Me fuí a Ikea a buscar pintura y terminé comprando enseres para la cocina, un tapete, una cesta de basura y todo menos pintura. Menos mal que al lado estaba Leroy Merlin y de allí si salí con todo: un pote de pintura blanca de agua, rodillo, cinta de papel, una brocha y una cubeta para el rodillo. Así fue que comence pues ya no había marcha atrás.
A medida que pintaba y venía q el blanco sepultaba ese lila de muertos, algo en mí cambiaba. Mejoraba, se me abría la mente, me tranquilizaba. Luego, se despertó mi compañero fantasma de piso, el Sebas de Canarias, y enseguida nos hicimos superamigos. Llevábamos conviviendo en completo anonimato durante una semana y fue el blanco quien me lo puso en la puerta de mi habitación. Todo un personaje.
Ahora estoy mucho más feliz porque tengo mi propio nicho, mi templo. Y blanco, donde puedo soñar y ensoñar a mi antojo.
Luego os mostraré cuando esté todo listo. Cortinas, libros, fotos y toda la parafernalia creativa.
;)
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1 comentario:
blanco que te quiero blanco, blanco como el queso ji ji bueno espero que pegues una fotito ratonesca en ese canvas ;)
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