Después de no haberme decidido a viajar –porque no tenía mucha plata, porque no estaba muy motivado debido al clima, por ene mil razones- me levanté la mañana del sábado pensando en quedarme en Madrid durmiendo toda la semana, leyendo y trabajándole a mi proyecto de fin de curso, pero luego de un rápido y tórrido sueño me levanté de la cama, terminé la maleta, me comuniqué con Alejandra y salí disparado del cuchitril. La verdad no tenía NADA que hacer ahí.
Me encontré con Ella y Fran en su apartamento y ahí todo empezó a hacer clic con el equipaje: fundas, almohadas, dos maletas, una canasta, morrales y chaquetas. Todo para cuatro días totales. Tomamos la A-4 dirección Sevilla, que supuestamente estaba a 4 horas de ahí. Yo no tenía hotel porque había pensado en irme a Granada pero un cambio de planes me obligó a seguir la marcha con ellos.
Y así llegamos a sevilla. El olor a incienso y azahar se mezclaba entre los edificios. La catedral impresionante y todo como una película. Una luz perfecta con unas construcciones perfectas que le daban un aire a set de grabación. Fue tal mi impresión que cuando llegamos a una plaza super bien puesta al lado del lujoso hotel Alfonso XIII me estaba dando un yeyo de tanta belleza.
Recorrimos varios sitios y decidimos que era hora de buscar nuestra pensión para ducharnos y salir a conocer el resto de Sevilla un poco más relajados. Y salió la luna....
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